jueves, 2 de octubre de 2014

Hogar.

 Nadie nunca supo de su existencia, ni si quiera ella misma.
 Aunque lleno de vida le falta algo, el polvo se ha posado en el suelo por falta de visitas.
Reencontrado ahora parece que los seres que lo habitaron se han ido, quizá cansados de esperar.
Ella camina, pasando los dedos por encima de las hojas de los helechos, mirando nostálgica el agua del pequeño lago que se forma bajo la cascada, percatándose sorprendida de que apenas corre agua por ella. Esto no puede seguir así, la maravilla del lugar casi se perdió, como ella casi se pierde por ilusa, toca trabajar para levantar la maravilla que un día creó.
 De lo que si se da cuenta es de que el verde esmeralda del follaje no ha cambiado, al igual que ese brillo semi-dorado de los árboles. No está todo perdido.
 Tímidas, sus antiguas compañeras salen de detrás de la cascada, sorprendidas de la presencia de la joven por esos parajes, ya que hace demasiado tiempo que sus pies descalzos no tocan la fina hierva que rodea la cascada.
 
 Se escuchan risas, vuelve a la vida, y como todo lo que tiene vida ella sabe que debe recibir un nombre.

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