domingo, 7 de julio de 2019

¿Noche?

 —Creo que no es de noche, ¿sabes? Creo que la oscuridad no se ha ido por completo. En Elrhir nunca anochece.
La joven estaba recostada al lado de Nahedros y el Lobo Alpha la acompañaba. Una pequeña fogata calentaba su cuerpo mientras observaba a los kodamas de las ramas.
—Parece que el bosque ha perdido el color, echo de menos que sea verde esmeralda... Este gris no me gusta, solo anuncia problemas.
El Lobo la miro comprensivo, sabía que la muchacha tenía miedo. Acercó su cara a la de Kenthiray y la rozó, mimoso, mientras la joven le acariciaba el pelaje del cuello.
Ella se dejó invadir por la paz que el maravilloso ser desprendía.
Sabía que era un Lobo fuerte, luchador, un gran líder, pero con ella actuaba de una manera cariñosa, una forma de actuar que la hacía sentir cómoda y protegida.
Eso y que Nahedros le permitiera pasar la noche bajo su custodia hizo que se sintiera segura. Parecía que en esa parte del bosque la oscuridad aún no había hecho acto de presencia. 
Aunque el aura gris estaba presente, las flores y las plantas de alrededor del Gran Árbol brillaban como fluorescentes. Campanillas violetas refulgian y titilaban como hadas. Verdes y azúles también se distinguían en los colores de los arbustos cercanos. Parecían hablar entre ellos con cada destello emitido, era realmente precioso y alentador.
—Mañana reúne a los lobos. —dijo la chica adormilada, recostándose sobre una raíz que parecía una cómoda almohada, como si la hubieran puesto ahí a propósito. No quería dormir, pero se sentía atraída por la comodidad y el calor del fuego—. Hay... que vigilar... el bosque. —bostezó y se acurrucó, mientras, el Lobo volvió a posicionarse tras ella en modo protector, pegándose a su espalda.
—Descansa, pequeña. —susurró una voz. Y Kenthiray se quedó plácidamente dormida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario